Martín Palermo tuvo su fiesta de despedida en la Bombonera luego de un campeonato que no fue de los mejores para Boca ni para él, ya que tuvo su racha más larga sin convertir, pero igualmente logró meterse entre los cinco máximos artilleros del fútbol argentino.
El Optimista del gol, como lo bautizara Carlos Bianchi, comenzó su último campeonato consagrado como el máximo anotador en la historia de Boca con 230 goles, contando los de torneos internacionales, y con la ilusión de, por lo menos, alcanzar a José Sanfilippo, quien se ubica quinto en el ránking de goleadores históricos del fútbol argentino con 227 tantos.
Sin embargo, la esperanza se comenzó a empañar cuando ya se había ido la mitad del campeonato y el Loco, acompañado por los flojos desempeños del equipo, todavía no había podido regalarle al hincha de Boca ni siquiera un gol.
Pero por fin llegó el día, la fecha 11, el partido en el Ducó frente a Huracán vio como Palermo empujaba la pelota al arco desprotegido de Fabián Monzón tras una habilitación de Pablo Mouche. Fue el gol número 223 del delantero, el que cortó la sequía de 951 minutos sin encontrarse con las redes rivales.
Luego de ese desahogo ante el Globo, los goles se sucedieron por tres fechas, primero le convirtió a Independiente de taco y en la fecha siguiente, Argentinos sufrió con un cabezazo del 9.
Pero sin dudas uno de los goles más emotivos fue el de la fecha 14 ante River, en el último superclásico del Titán y nada menos que en la Bomonera, cuando cabeceó cómo sólo él sabe y logró que el balón se eleve por encima de Juan Pablo Carrizo y caiga adentro del arco.
Newell´s y Quilmes también fueron víctimas del goleador, que con el tanto ante el Cervecero llegó a 228 y se paró por encima de El Nene Sanfilippo como quinto máximo goleador de Primera Divisón en la historia del fútbol argentino.
La Bombonera se preparó para despedirlo de su casa en la fecha 18, pero el gol se le escapó a Martín, aún así la fiesta se hizo presente y ante la atenta mirada de 50 mil almas, el Titán recibió de regalo el arco que da a La 12, ese que tuvo entre sus ojos por mucho tiempo y en el que convirtió tantos goles para deleite de la hinchada.
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