Por Santiago Albasi
El descenso de River trajo aparejada una serie de partidos ante rivales con los que el Millonario rara vez se cruzó en el pasado, como es el caso de Independiente Rivadavia de Mendoza y Desamparados de San Juan, dos de los conjuntos con los que se enfrentó en las primeras fechas de la temporada de la B Nacional.
Sin embargo, también deberá enfrentarse con equipos que ya conoce de sus 81 temporadas en Primera División, como Quilmes, con quien disputó un encuentro del que se habló durante toda la semana posterior a la fecha por la definición polémica que tuvo sobre el final.
River, dirigido por Daniel Pasarella, llegaba al estadio Centenario con la idea de no perderle pisada a San Lorenzo, que, por la sexta fecha del Clausura 2007, le había ganado a Central el día anterior y se había ubicado en la cima del torneo a cuatro puntos del equipo de Núñez.
La noche del 27 de marzo de 2007 se enfrentaba con Quilmes, que vivía una realidad totalmente opuesta, debido a que el equipo de Alberto Fanesi peleaba por evitar el descenso, del cual finalmente no pudo escapar. El partido parecía terminar en un empate sin goles, hasta que Ariel Ortega, que había ingresado a los 25 minutos del complemento por Rubens Sambueza, tuvo en sus manos (literalmente) la última pelota del encuentro.
Diego Galván recibió un pase de Fernando Belluschi y, a un minuto de finalizar el encuentro, envió el centro al corazón del área, donde se encontraba Ortega. El Burrito intentó cabecear, pero como vio que no llegaba estiró su brazo izquierdo, con el cual empujó la pelota al fondo del arco, descolocando al arquero cervecero Damián Grosso.
El gol de Ortega le permitió a River abrir el marcador y llevarse los tres puntos, ubicándose así nuevamente a una unidad de la punta del campeonato, ocupada por San Lorenzo, que al final del torneo daría la vuelta olímpica.
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