Por Ian Bastardo Sosa
Martín Palermo, quien está a días de poner punto final a su extensa y exitosa carrera, hizo goles de todos los colores y para todos los gustos. En su registro, los hay de cabeza, desde la mitad de la cancha, lesionado, de chilena, colgado del travesaño, de zurda y de derecha. El goleador no tenía problema en pegarle con las dos piernas y así lo hizo una noche en cancha de Vélez, aunque con las dos al mismo tiempo para convertir de penal.
Por la novena fecha del Clausura 1999, Platense, dirigido por el entrenador interino Raul Grimaldi, muy comprometido con el promedio y envuelto en una crisis futbolística recibía al Boca puntero de Carlos Bianchi en el estadio José Amalfitani.
Un buen cerrojo defensivo y mucha concentración por parte del conjunto marrón le dificultaba el trámite a los de la Ribera hasta que, a poco de culminar la primera parte, llegó la jugada de la polémica. Daniel Loyola fue a disputar el balón con Palermo, el centrodelantero cayó y, pese a que la falta pareció ser afuera del área, Fabián Madorrán no dudó en sancionar penal.
El “Loco”, que lucía aquel recordado flequillo platinado, se hizo cargo de la ejecución y tomó carrera para ejecutar con su pie izquierdo, pero, antes de impactar, se resbaló y terminó golpeando el balón con ambos pies. El árbitro convalidó el tanto basándose en que el 9 no había tenido intención de tocar dos veces la pelota. Grosero error el de Madorrán, ya que el reglamento no da lugar a interpretaciones en cuanto a ese tipo de acciones e indica que ante doble golpe corresponde la sanción de un tiro libre indirecto a favor del equipo que defiende.
Ese tanto fue el número 50 de Palermo con la camiseta de Boca y abrió el camino para que luego Rodolfo Arruabarrena aprovechase un gran centro de Walter Samuel y estableciese el 2-0 final, que estiró el invicto del conjunto de Bianchi a 33 partidos.
En ese certamen, Boca se consagró campeón con 44 puntos y apenas perdiendo un partido, frente a Independiente por 4-0, mientras que Platense perdió la categoría.
Pieza clave en el equipo formando una gran dupla junto a Guillermo Barros Schelotto, Palermo aportó 12 goles en 16 partidos. El más recordado será el del 24 de abril, cuando le pegó con las dos...al mismo tiempo. Mientras ya aparecían esos detractores que le criticaban su rusticidad y su poca ortodoxia, el hombre de los goles curiosos comenzaba a mostrar que lo suyo no era ni suerte ni casualidad.
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