Por Agostina D'Martino
Boca y Estudiantes definieron el Torneo Apertura 2006 en un partido desempate inesperado. Martín Palermo fue protagonista al marcar el gol para los xeneizes y cumplir así la ley del ex, una vez más frente al club del cual surgió y se reconoce hincha.
Nadie podía imaginarse que el campeonato se definiría así, teniendo en cuenta que faltando dos fechas para el final, Boca llevaba una ventaja de cuatro puntos y necesitaba sólo uno para ser campeón. Sin embargo, Belgrano se hizo fuerte en Córdoba y lo superó para que una semana después, Lanús sea el encargado de arruinarle el festejo en La Bombonera. Por su lado, el equipo platense y único escolta, empató con Argentinos y le ganó a Arsenal forzando así un partido definitorio.
Fue la primera vez que se llegó una final en el fútbol argentino y para Martín Palermo fue un partido más que especial ya que se enfrentaron los dos clubes más importantes en los que jugó en su carrera profesional. Uno fue el que lo vio nacer como un goleador nato, mientras que el otro llegó a considerarlo uno de sus máximos ídolos.
Aunque el delantero defendía en ese momento la camiseta azul y amarilla, su corazón también era pincharrata, sin embargo, Palermo demostró que no perdona al convertir el único tanto de los xeneizes.
A los cuatro minutos del arranque, un centro de Pablo Ledesma desde la izquierda le cayó al eterno goleador, quien con su pierna derecha impuso el 1 a 0 dejando sin que hacer al arquero Mariano Andújar. De esta manera, El Loco le marcaba su tercer gol a Estudiantes, que no festejó por respeto a su ex club y lleno de alegría parcial a los hinchas de Boca.
Si bien ese tanto le dio cierta tranquilidad a los dirigidos por Ricardo La Volpe, no sirvió de mucho ya que los de La Plata lo supieron dar vuelta mediante un tiro libre de José Sosa y un golazo de Mariano Pavone, que se la picó por encima al arquero Aldo Bobadilla y definió de cabeza.
Martín Palermo vivió una tarde de sentimientos encontrados. Por un lado, su querido Estudiantes festejó un torneo inesperadamente, pero Boca sufrió una de sus peores derrotas que le impidió lograr su primer tricampeonato. El Titán cumplió la ley del ex pero fue un gol con gusto amargo, que no alcanzó para gritar campeón.
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