viernes, 13 de mayo de 2011

Quilmes, cerca de su peor racha

Por Gonzalo Durand
 
En el Apertura 2010, el partido entre Quilmes y Godoy Cruz se jugó a puertas cerradas ya que los jugadores de “Cervecero” habían sido amenazados por la barra brava. El local, que jugó en cancha de Banfield, ganó 2 a 1 con tantos de Raymonda (quien rompió una racha de 301 minutos sin que el equipo haga goles) y Caneo, mientras que para el Tomba descontó Jairo Castillo. La consagración en este encuentro fue la primera suma de tres puntos de Quilmes en ese certamen, que además significaba el primer triunfo en su retorno a Primera, ya que no ganaba desde abril del 2010, frente a Rafaela, cuando todavía militaba en el Nacional B. 

Con su cancha inhabilitada por los actos de violencia de su hinchada, Quilmes tuvo hacer de local en el Sur de Buenos Aires. La cancha de Banfield fue quien recibió  a los dirigidos por Leonardo Madelón, el técnico de aquel entonces. Luego de una derrota contra Gimnasia, los hinchas del Cervecero apedrearon el micro que transportaba a los jugadores, quienes también soportaron destrozos en sus autos particulares. Con las tribunas totalmente vacías, y sin la posibilidad de escuchar los cantos de las hinchadas, los futbolistas de Quilmes arrancaron en ventaja prácticamente desde el vestuario, ya que al primer minuto de juego se abría el marcador con un tanto de Santiago Raymonda. 

Luego, a los 33 minutos, llegó el empate del Tomba gracias al gol del colombiano Jairo Castillo. La paridad era el resultado más justo hasta ese momento, y así se mantuvo hasta el minuto 92 de juego, cuando Miguel Caneo marcó la diferencia en favor de Quilmes. Un hábil desborde de Juan José Morales por la banda derecha permitió que el ex Boca convirtiera el gol de la victoria. El grito de gol del volante desató el desahogo general de todo Quilmes, quien arrastraba mucha presión desde la B Nacional, ya que hasta este momento no habían podido sumar de a tres puntos.

La victoria cervecera trajo un poco de tranquilidad para el equipo, y además sirvió para cortar una racha de 18 encuentros sin ganar, un récord negativo que alcanzó el Cervecero en la temporada 1935/1936.

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