viernes, 2 de septiembre de 2011

Un Diablo recordado por Santos y Piratas

Por Matías Carusso



Se inició futbolísticamente en Belgrano de Córdoba, obtuvo el ascenso a Primera en 1991 y un año después pasó a Boedo para vestir la camiseta de San Lorenzo, donde se consagró campeón del Clausura 1995. Caracterizado por su constante ida y vuelta por el andarivel derecho, su sacrificio y permanente llegada al área rival, Roberto Monserrat logró dejar su huella en ambas instituciones.

Apodado El Diablo, el jugador que había surgido de las divisiones inferiores de Belgrano, debutó en el Pirata a los 20 años en la segunda categoría del fútbol argentino y dos años más tarde, consiguió su primera alegría. Por la final del ascenso a Primera, el Celeste aplastó a Banfield con un contundente 5 a 1 en el global y Monserrat le puso el broche de oro a la serie tras anotar el último gol por encima del arquero.



Aquel equipo que le había ganado Taladro en el Estadio Mario Alberto Kempes, el 28 de julio de 1991, formó con Javier Sodero; Ángel Cortés, José Flores, Enrique Nieto, Marcelo Flores; Víctor Heredia, Lucio Alonso, Roberto Monserrat; Juan Spallina, Luis Sosa y Omar Herrera.

Con 163 encuentros jugados y 18 tantos convertidos en el club cordobés, fue transferido a mediados de 1992 a San Lorenzo, donde permaneció hasta julio de 1996 y conquistó el Clausura 1995.

Durante su estadía en la institución azulgrana, se sabía de la necesidad de cosechar algún título a nivel local, producto de la sequía que azotaba al club hacía 21 años. Por eso, a comienzos de 1995, se formó un plantel con grandes figuras como Oscar Ruggeri, Claudio Biaggio y Paulo Silas. Y luego de seis meses y una sufrida definición, el Matador cortó su racha y se coronó campeón del fútbol argentino. Así, el Diablo Monserrat, quien le había anotado goles a Racing, Banfield y Talleres, entre otros, obtuvo su primer título a nivel local.


Luego de 109 partidos y 22 goles en San Lorenzo, el River de Ramón Díaz fue su siguiente destino y el club donde más títulos consiguió en su carrera. Un año y medio  de diabluras le bastaron al cordobés para ganar otros cinco títulos más. En ese lapso de tiempo consiguió el Apertura 1996 y 1997, el Clausura 1997, la Copa Libertadores 1996 y la Supercopa 1997.

Sus buenas actuaciones lo llevaron a formar parte de la Selección Nacional, que por aquel entonces conducía Daniel Alberto Passarella, y participó de la Copa América 1997 y las eliminatorias para el Mundial de Francia 1998.

Además pasó, pero con menos trascendencia, por Racing, Colón y Argentinos Juniors. Y para el final de su carrera se dedicó a jugar en clubes de menor categoría, como lo son Villa Dálmine, Racing de Córdoba y Alumni, donde consiguió ascensos a la Primera B Metropolitana, B Nacional y Torneo Argentino A, respectivamente.

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