Por Mauro Heredia
Los hinchas de Boca y Unión, probablemente, recordarán a Matías Donnet, aquel volante que surgió de la cantera tatengue y que alcanzó sus mayores logros en el club de la Ribera.
A los 15 años, tras realizar inferiores en Juventud Unida, se fue a probar a Unión y tuvo su debut en 1998, cuando se enfrentó ante Platense y en el cual marcó un gol.
En su primer paso por el Tatengue disputó casi sesenta partidos y marcó doce goles. La gran actuación en el equipo lo llevó en el 2001 a Italia, donde el Venezia lo compró pero apenas llegó a disputar cuatros encuentros.
Tras sufrir el descenso a la Serie B, retornó a Argentina para vestir los colores de Boca. Durante 2002, participó de los encuentros que el conjunto tuvo por Copa Sudamericana y por el torneo local jugó 12 partidos sin convertir goles.
El 2003 fue el mejor año en su carrera, ya que Carlos Bianchi, el entrenador en ese entonces, comenzó a tenerlo en cuenta.
Entre el campeonato Clausura y Apertura jugó 26 encuentros y anotó ocho tantos y por la Copa Libertadores disputó nueve enfrentamientos con un solo tanto.
Sin embargo, el 14 de diciembre de ese año fue un día inolvidable para el volante, ya que arrancó de titular en el encuentro ante el Milán por Copa Intercontinental y fue la figura del partido anotando el gol del empate y el tanto en la definición por penales que permitió que Boca se consagre campeón.
En total, durante su paso por el xeneize logró 3 títulos: la Copa Libertadores 2003, la Intercontinental de ese mismo año y la Sudamericana en el 2005.
Posteriormente, partió hacia el DC United, equipo en el que tuvo poca participación (10 partidos, 1 gol).
El poco juego que tuvo en Estados Unidos le permitió retornar a su país para vestir los colores de Belgrano de Córdoba. En el Pirata disputó 14 partidos y dos goles en el lapso de seis meses que permaneció en el club ya que luego cambió de rumbo y se dirigió hacia su ciudad natal para fichar con Newell´s.
En la Lepra sufrió la rotura de ligamentos cruzados por lo cual no llegó a formar parte de los titulares y tan solo participó de 27 partidos con dos goles.
Sin continuidad en el rojinegro volvió a su hogar, aquel club que lo vio crecer como jugador. Jugó la mayoría de los encuentros, llegando a disputar 32 partidos, marcando nueve goles.
Luego de finalizar su contrato y con el pase en su poder, durante el 2011 forma parte de Olimpia de Paraguay, club que dirige Nery Pumpido, aquel entrenador que también dirigió al volante cuando recién daba sus primeros pasos como profesional.
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