Por Gonzalo Durand
Jorge Vivaldo, ex arquero de fútbol, comenzó a atajar profesionalmente en Arsenal de Sarandí, el equipo que defendió durante las temporadas 1989/1990, 1992/1993 y 1997/1998. Años más tarde, tuvo la posibilidad de defender los colores de Olimpo de Bahía Blanca, entre 2002 y 2004.
Muchos lo rememoran con su particular estilo para atajar. Sus buzos coloridos y excéntricas binchas lo definían como un arquero al que no le gustaba pasar inadvertido. No se trata de su ídolo Hugo Gatti, sino del mismísimo Jorge Vivaldo, el ex entrenador de Temperley y la C.A.I. de Comodoro Rivadavia. El “Flaco”, nacido en Luján, dio sus primeros pasos en el fútbol a los 15 años en Racing Club de Avellaneda, pero dejó la actividad a la brevedad por la separación de sus padres en aquel entonces. Sin embargo, a los 20 años, decidió jugar nuevamente en forma oficial y quedó en Arsenal de Sarandí, club en el que debutó con victoria por 2 a 0 contra El Porvenir, un 21 de diciembre de 1988.
Concluida su primera temporada en el arco del Viaducto, emigró a Deportivo Español, donde permaneció hasta 1992. Un año más tarde, mudó sus voladas a Santa Fe, donde lo recibió Colón, un club por el que siente mucho cariño hasta el día de hoy. Allí estuvo durante 4 años, en los que atravesó una época dorada según sus dichos, no sólo por lo deportivo, sino por sus creencias religiosas. A principios de la década del 90, Vivaldo se convirtió en evangelista, debido al “milagro” que recibió su esposa, quien estaba con diversas descomposturas y pérdidas de conciencia que ningún médico o bruja podían curar. La resignación crecía en Vivaldo, aunque finalmente pudo encontrar la salvación para su mujer, quien se recuperó rápidamente luego de una invitación a una reunión en una iglesia evangélica.
Luego de esta etapa difícil, el guardameta regresó a Arsenal, donde atajó hasta 1998. A mitad del año, pasó a formar parte de Chacarita Juniors, uno de los equipos con los que más se lo identifica. El Flaco define su paso por el Funebrero como la mejor etapa de su vida, en la que ascendió a Primera División. Además, tuvo la oportunidad de debutar en la máxima categoría del fútbol argentino a los 32 años, con José Omar Pastoriza como entrenador. Vivaldo permaneció en Chaca hasta el 2005. Con los ligamentos rotos en su rodilla más la incorporación de Carlos Navarro Montoya, el Flaco debía abandonar el club, y vaya coincidencia del destino que un ex arquero fue quien lo llevó al equipo bahiense más popular. Julio César Falcioni, el técnico de Olimpo en aquel entonces, lo vio entrenando apartado y solitario en un amistoso de su equipo contra Chacarita, y fue allí cuando le consultó si se animaba a ir a Bahía Blanca, donde estuvo hasta el 2004. Luego, estuvo a un paso de firmar con Boca Juniors, bajo la petición del entonces entrenador Carlos Bianchi. Desafortunadamente para él, el convenio no llegó a un acuerdo y finalizó en forma escandalosa, ya que Vivaldo se enteró en un programa de televisión que no iba a ser traspasado al Xeneize.
En el 2005, regresó a Chacarita, y fue determinante para evitar el descenso a la B Metropolitana. Su equipo jugó un desempate contra Defensores de Belgrano, con una posterior definición por penales en la que sobresalió tras atajar un tiro determinante que dejaba a Chacarita en la B Nacional. Tras su paso por el Funebrero, pasó por Tiro Federal (2005-2006), Independiente Rivadavia de Mendoza (2006-2008), Temperley (2008-2009) y su último equipo, el Club Social y Deportivo Unión de Del Viso en 2011.
Luego de su etapa como futbolista, se dedicó a la dirección técnica, y dirigió a dos equipos: Temperley (entre 2009 y 2010) y la Comisión de Actividades Infantiles de Comodoro Rivadavia, en 2010.
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