Por Juan Ignacio Repetto y Diego Canale
El enfrentamiento entre Estudiantes y Boca del Clausura 1996 será recordado como el único partido en que el Xeneize sufrió la tenacidad de Martín Palermo. Dos tantos del goleador récord, que después se transformó en uno de los jugadores más importantes de la historia azul y oro, posibilitaron una importante victoria para los de La Plata en la Bombonera.
Juan Sebastián Verón, transferido a los de la Ribera en 1995, abrió ese día la cuenta con un tiro libre que se clavó en el ángulo de Carlos Chiquito Bossio y, pese a no festejar la anotación, cumplió con la ley del ex.
Sin embargo, el golazo de la Bruja no golpeó a Estudiantes, que a partir de encontrarse abajo en el marcador creció y comenzó a tener chances para conseguir la paridad. Palermo recibió un preciso centro en el medio del área y, con su pierna derecha, la menos hábil, superó la estirada de Carlos El Mono Navarro Montoya, que nada pudo hacer ante el disparo del delantero.
Mientras Diego Maradona, Cristian González y Claudio Paul Caniggia intentaban buscar la victoria en el segundo tiempo y Bossio hacía todo lo posible para evitarlo, otra vez apareció el ex jugador de Betis y Villarreal para dar vuelta el resultado.
Con un cabezazo característico que se clavó al lado del palo y negó cualquier oportunidad de respuesta para Navarro Montoya, los dirigidos por el Daniel El Profe Córdoba obtuvieron tres importantes puntos y Palermo sumó dos anotaciones más en su cuenta personal.
El Clausura 1996 fue el torneo que mejor rendimiento tuvo El Loco en Estudiantes que, con once goles, solamente fue superado por Ariel López de Lanús que festejó en doce ocasiones.
Meses antes, Palermo también había tenido la oportunidad de marcarle a River y, además de llamarle la atención a los directivos de los dos más grandes equipos de Argentina, comenzó a escribir su nombre en el fútbol nacional.
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