martes, 14 de junio de 2011

De la mano de Bordagaray

Por Matías Orciuoli


Cuando un nuevo enfrentamiento entre Banfield y San Lorenzo se aproxima, se hace inevitable para los hinchas del "Taladro" recordar aquel 13 de diciembre de 2009 en que, pese a la derrota frente a Boca, pudieron celebrar la primera vuelta olímpica de su historia gracias a los dos goles que Fabian Bordagaray (por ese entonces en el conjunto de Boedo) le marcaba a Newell’s, en Rosario.


Los dirigidos por Julio César Falcioni llegaban a la última fecha dos puntos por encima de su más inmediato perseguidor, el elenco rosarino, pero no tenían un cierre de campeonato sencillo porque debían visitar la Bombonera en busca de al menos un empate que les asegurara el primer puesto.

Por su parte, el "Ciclón" alternaba entre buenos y malos resultados y, ya sin chances siquiera de ingresar a alguna copa, visitaba el Parque de la Independencia para tomar principal protagonismo en el desenlace del Apertura y teniendo entre sus titulares nada más ni nada menos que a Cristian “Kily” González, reconocido emblema de Rosario Central.

Con los dos encuentros disputándose en simultáneo, el nerviosismo se trasladó a la tribuna visitante del estadio de Boca, donde los fanáticos de Banfield sufrían el primer y segundo tanto de Martín Palermo y, a su vez, la atajada de Sebastián Peratta ante el penal ejecutado por el “Kily” que podían provocarles la pérdida del tan ansiado trofeo de campeones.

Sin embargo, en tierras santafesinas apareció un héroe inesperado para sorprender y derrumbar la ilusión de todo el público "leproso": Fabián Bordagaray. El delantero que hoy viste la camiseta de River también convirtió un doblete y le devolvió el alma al cuerpo, tanto a los jugadores como a los fanáticos del "Taladro".

Los resultados ya no se modificaron y, en la cancha de Boca, solamente se observaba la pantalla gigante que mostraba el resultado del otro juego y el tiempo restante para que los del sur gritaran campeón por primera vez. El conjunto de Diego Simeone les dio una mano fundamental gracias a las dos definiciones del nacido en Avellaneda.

Luego de finalizados los partidos, Cristian Lucchetti levantó la copa y los jugadores dieron media vuelta olímpica por respeto al público "xeneize" que, igualmente, aplaudió a quienes, hace dos años, se transformaban en campeones del certamen local.

Desde aquel día, los seguidores de Banfield se encargaron de aplaudir y corear el nombre del jugador que les dio la mayor alegría de sus vidas. Bordagaray se ganó el respeto y la ovación de un club y un equipo que escribieron un capítulo más en la historia del fútbol argentino.

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