Por Juan Ignacio Repetto
Cuatro insólitos encuentros se demandaron para decidir uno de los descendidos en la temporada 1949. Lanús y Huracán, igualados en cantidad de puntos, debieron desempatar y protagonizaron una incomprensible serie sin precedentes en el fútbol argentino, que llevó a los del Sur a jugar en la segunda división por primera vez en su historia.
Ambos combinados finalizaron el torneo con 26 unidades e iniciaron lo que se esperaba iba a ser una definición en dos cotejos. El 18 de diciembre el conjunto de Parque Patricios dio el primer paso y venció con lo justo a su rival por 1-0 en el Viejo Gasómetro.
Lanús, que no había merecido la derrota sufrida en cancha de San Lorenzo, aguardó la revancha confiado, aunque obligado a ganar para forzar un tercer partido que se suponía decisivo.
Como era de esperar en la previa, el Globo no pudo repetir el resultado de la ida y recibió un duro 1-4 en el estadio de Independiente que supuestamente determinaría una sufrida final por la permanencia (en esa época no existía la diferencia de gol).
La confianza que les aportó la goleada a los Granates no alcanzó y, en la tercera ocasión que se vieron las caras, comenzó lo insólito del caso.
Cuando transcurría la segunda etapa y el marcador estaba igualado 3-3, el árbitro Bert Cross no sancionó un gol lícito para los de Parque Patricios y los futbolistas de Huracán, disgustados por el error, tomaron la increíble medida de abandonar el partido.
Por reglamento, la decisión adoptada por los jugadores debía automáticamente dar por perdido el partido y, en consecuencia, la categoría para el Globo. Sin embargo, los dirigentes del Tribunal de Penas de la AFA soslayaron el hecho y, contrario a las reglamentaciones, decidieron un cuarto enfrentamiento.
Era un hecho, la definición, finalmente había llegado. Un mes después fue la fecha designada para determinar quien perdería la categoría. El 16 de febrero de 1950, el estadio de River fue el escenario de otro partido repleto de incertidumbre y dudas.
A sólo siete minutos del cierre, Huracán, que se imponía 3-2 y, en consecuencia mantenía su lugar en primera, recibió un penal a favor. En un intento de justicia, los que ahora abandonaron el campo fueron los miembros del plantel granate, buscando que el Tribunal fallara a su favor como treinta días antes lo había hecho frente a su rival.
Esta vez sí se cumplió lo que se establecía en los papeles y, después de un periplo que duró casi dos meses, Lanús debió jugar la siguiente temporada en el ascenso del fútbol argentino.
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